Una fiesta para todas las edades

Bajo una gran carpa, Jenifer Sebastián, de 16 años, jugaba con su acompañante David Ortega con los botes de spray. Estaban dibujando un grafiti. Jenifer, hija del soldador Mariano Raúl Sebastián, era una más de las decenas de chavales que habían acudido a la fiesta de El Día de las familias en el Centro de Producción de Sámano. “Esta es la actividad que más nos atrae y habíamos pensado dibujar un autobús”, explicaba la joven mientras agitaba arriba y abajo el bote de pintura. A lo lejos, ajeno a los olores de los grafitis, el pequeño Julen Maleta disfrutaba en un coche lleno de pelotas de plástico. El se encontraba en la zona organizada para los visitantes más pequeños, donde dos monitoras atendían a los menores y les proporcionaban las pinturas con las que tanto Julen como otros niños acabaron tatuándose, metafóricamente hablando, todo trozo de piel que no quedara protegido por la ropa. Muy cerquita de ellos, Ángela Díaz (8 años), hija de Pablo Díaz, de Recursos Humanos, se afanaba en pintar con una acuarela de color rosa una huevera que luego, por arte de magia, se convertiría en un autobús como los que hacemos en este centro.

Lo cierto es que la fiesta estaba dirigida a toda la familia, pero principalmente a los más pequeños. El Grupo de Igualdad había organizado diversos talleres para su disfrute como la creación de un autobús con material reciclado (cápsulas de café, tapones de botella, tetrabrik…), autobuses hechos con hueveras, el rincón de los deseos… Actos variados que estuvieron todo el día amenizados por el gran Raspu, quien hizo por la tarde las delicias de los jóvenes con su ya archiconocido espectáculo. Y cuando Raspu descansaba, la fanfarria de Castro se ofrecía a calentar el ambiente con su música. Muchos bailaban y reían, como Fran Díaz, de 19 meses, y Pablo Llano, de 21 meses, hijos de Javier Díez (Montaje) y Oliver Llano (Almacén), que no pararon de saltar al son de las notas. Otros, como Nerea González, de 2 años e hija de Juanma González (Oficina técnica), no podían soportar tanto ruido y se escondían bajo los brazos de su madre. Pero, sin duda, una de las zonas más concurridas fue el circuito de motos. Allí corrió como un rayo Leo, de 10 meses, ayudado por su padre y por su madre Jessica López, del departamento de Informática. También Diego (2 años) y Lucas (4 años), hijos de Javi Calvo, de Montaje, quisieron emular a Valentino Rossi derrapando con la moto. Como otros tantos niños, hasta el punto de que el monitor tuvo que organizar una pequeña cola para que todos pudieran probar las motos, por la mañana, y los cars, por la tarde.

Nuestros hijos e hijas vieron dónde estamos cada día y nos trajeron además los dibujos de cómo ellos ven nuestro trabajo; unos dibujos que, por cierto, estuvieron expuestos. Fue un día intenso y, ya por la noche, a buen seguro que más de uno caería rendido en la cama.

Mi padre es electricista. La empresa hace los chasis de los autobuses y él prepara los faros. En casa no tenemos problemas con las luces”.

Me lo estoy pasando muy bien, hay mucho ambiente y la verdad es que me está gustando todo. Estaba mirando actividades y he visto la flores y ahí me he puesto a ayudar”.

Mi padre es soldador y lo hace bastante bien. Su trabajo consiste en soldar todas las piezas para que los autobuses funcionen bien”.

Estaría bien poder hacerlo yo de mayor. Me ha gustado mucho hacerme una foto en el chasis y el logo de Mercedes con las flores”.

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